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GENTE DEL RÍO ARIPORO (AITOWA MENE PIWI)

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  Por: Felcer Dueñas Vallejo.   Un río majestuoso le dio el nombre al territorio que lo rodea, desde tiempos muy antiguos los naturales lo llamaban Ariporo, sus aguas surcan la llanura hacia el oriente, para las tribus nómadas de Guahibos y/o Chiricoas representaba la existencia misma de la vida, en todas sus manifestaciones y por siglos recorrieron estos parajes maravillosos, mucho antes de los caballos y las vacas, compartieron este hábitat con las dantas, los chigüiros, los chácharos de monte, venados y un millar de especies nativas, aves cantoras y de fastuosos plumajes, todos estos ecosistemas tenían un eje común, el río Ariporo y sus afluentes. Tal vez por esa importancia, desde tiempos inmemoriales se llamó en lengua Guahibo MENE AITOWA (Río Eterno) y del vocablo (Aitowa) se deriva (Ariporo), seguramente por su pronunciación fonética. En el Articulo del Ministerio de Gobierno de Colombia, Linda L. Criswell, en relación a la lengua Guahibo y sus derivaciones por familias de

JUGLARES LLANEROS DEL SIGLO XX

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  [1]   (Rafael Martinez Artega )   (Orlando Cholo Valderrama)   (Dumar Aljure Rivas)   (Alfonso Niño)   (Tirso Delgado)   (Juan Farfán)   Por. Felcer Dueñas Vallejo El termino juglar es bastante común en nuestros tiempos, se usa para hacer alusión a los cantores, cantoras y poetas con más trayectoria y reconocimiento especialmente dentro del folclor llanero y el folclor vallenato; en los primeros tiempos, los juglares de la edad media, estos insignes personajes, surgieron en Europa al finalizar el primer milenio de la era cristiana, entendiéndose por juglar a quienes ofrecían presentaciones en las plazas públicas ya sea de canto baile o recitales, en un sentido más amplio a quienes brindaban espectáculos de entretenimiento y desde el origen etimológico deriva de: juego, espectáculo, diversión, trama, mentira entre otros, con un sentido más liviano del que ahora le damos, de respeto, tradición y cultura. En la práctica el juglar evolucionó a los profesionales de las artes escén

EL CACHO PITADOR, HERENCIA ESPAÑOLA

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  Por: Felcer Dueñas Vallejo El cacho o el cuerno del toro es un utensilio que tuvo su protagonismo como instrumento de comunicación posterior a las señales de humo y fue cayendo en desuso con el paso del tiempo, la mejora de los caminos y llegó a su final con el uso de artefactos modernos de comunicación, como los radios y los teléfonos celulares, los cuales hicieron que de manera definitiva demos por terminado su tiempo y nos invita un sentimiento de añoranza, a mantenerlo y conservarlo por su valor histórico y cultural, ya que fue fundamental en la comunicación humana desde los comienzos de la civilización dándose por válido su origen en Asia y posteriormente paso a Europa, con la llegada de los colonizadores españoles paso a América y se hizo muy común en las regiones donde se desarrolló la ganadería. En los llanos del Casanare se popularizo máxime con el desarrollo de las haciendas ganaderas de las misiones que tuvieron un auge vertiginoso, ganadería que en estas inmensas saba

DE NÁPOLES–ITALIA A MORENO-CASANARE 1859

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  Por. Felcer Dueñas Vallejo En el año de 1859, tres misioneros redentoristas partieron de Italia para emprender la reducción y colonización de las tribus salvajes que poblaban el territorio de Casanare; como destino tenían la población de Moreno capital de la provincia de Casanare que pertenecía al Estado de Boyacá en la Confederación Granadina. Enrique María Tirino, Víctor María Layodice y Joaquín María D´lia, Partieron de Nápoles el primero de mayo de ese año y llegaron a Moreno seis meses después, según Álvaro Córdoba Chávez en su libro Cartas del Casanare y de esa publicación citamos una carta en la cual los misioneros informan a sus superiores del arribo a la capital casanareña: “De nuestra casa de Moreno, 8 de noviembre 1859. …De Nunchia fimos a Pore… al día siguiente, es decir el primero de noviembre, seis meses después de aquel primero de mayo en que dejamos Nápoles… entramos, acompañados tal vez de cuarenta personas a caballo, en esta poblacioncita de Moreno, compuest

EL FIN DE UNA ERA

  Por: Felcer Dueñas Vallejo El 6 de mayo de 1840 con el fallecimiento del general Santander se da por terminada una época para la provincia del Casanare, tan ligada al acontecer nacional en los comienzos de la república y poco a poco se fue diluyendo esa importancia hasta quedar revestida por el polvo del olvido. Casanare tiene una connotación especial en la vida de Santander desde su llegada a esta región en la retirada del ejército patriota a las llanuras del Casanare y su inmediato nombramiento como jefe del ejército patriota en la junta de generales llevada a cabo en 1816 en la población de Arauca, como lo narra en su libro Apuntamientos para las memorias sobre Colombia y la Nueva Granada por el general Santander y que publicó en 1837. Los hechos que se suceden hasta la marcha definitiva que sello la libertad de la Nueva Granada el 7 de agosto en Boyacá consolidaron una estrecha y sincera a mistad con el máximo líder casanareño el general Juan Nepomuceno Moreno y sus afectos

¡AQUÍ ES MANARE!

Por: Felcer Dueñas Vallejo “Así, el pueblo Pauto o Manare fue, en términos contemporáneos, el centro de operaciones de toda la provincia jesuita de los llanos y Casanare en el Nuevo Reino de Granada. Allí se ubicaba el padre superior de las misiones, …. Asimismo, podemos notar dos elementos que demostraban la jerarquía del lugar: primero, su estratégica ubicación; segundo, su iglesia. Si bien el lugar del actual pueblo es desconocido parcialmente, es sabido que se localizaría entre los departamentos de Casanare y Boyacá, especialmente en la zona del piedemonte llanero, entre el páramo de Pisba y Hato Corozal. Esto lo sabemos por su posición en varios mapas de la época, especialmente uno de 1741 el cual se especializa en la provincia a trabajar, como también por la documentación misma, donde se remiten a lugares de los cuales sí se tiene razón. Es allí donde se localizaron las misiones jesuitas de la provincia de Casanare y los llanos orientales, entre, aproximadamente, 1624 a 1767,

LOS VENCEDORES DE CERINZA

 Por: Felcer Dueñas Vallejo Si los llanos de Casanare criaron a los hijos predilectos de la libertad, los campos de Boyacá estuvieron destinados desde siempre a ser el santuario de las victorias por la libertad de nuestra patria. En 1831 y días antes de la batalla de Cerinza, se dio un cruce de correspondencia entre los generales J. N, Moreno y J.J. Patria, el primero como general en jefe de la división de Casanare, que había marchado desde los llanos de Casanare partiendo de Pore, este ejercito siguia las huellas  que doce años antes, marcó el glorioso ejército que venció a Barreiro y el segundo como jefe de la división de Tunja, leal al gobierno de Rafael Urdaneta. Ambas tropas se encontraban en los verdes campos de Boyacá y esta vez el general Juan Nepomuceno Moreno era el máximo jefe de esa campaña comandando de nuevo un ejército de llaneros de Casanare, tras sus fallidos intentos para que J. Patria se rindiera y evitara el enfrentamiento entre colombianos, se da la confrontación a