EL FIN DE UNA ERA
Por: Felcer Dueñas Vallejo
El
6 de mayo de 1840 con el fallecimiento del general Santander se da por
terminada una época para la provincia del Casanare, tan ligada al acontecer
nacional en los comienzos de la república y poco a poco se fue diluyendo esa
importancia hasta quedar revestida por el polvo del olvido.
Casanare
tiene una connotación especial en la vida de Santander desde su llegada a esta
región en la retirada del ejército patriota a las llanuras del Casanare y su inmediato
nombramiento como jefe del ejército patriota en la junta de generales llevada a
cabo en 1816 en la población de Arauca, como lo narra en su libro Apuntamientos
para las memorias sobre Colombia y la Nueva Granada por el general Santander y
que publicó en 1837.
Los
hechos que se suceden hasta la marcha definitiva que sello la libertad de la
Nueva Granada el 7 de agosto en Boyacá consolidaron una estrecha y sincera a
mistad con el máximo líder casanareño el general Juan Nepomuceno Moreno y sus
afectos por esta tierra prodiga en recursos y amor por la libertad.
Nunca
antes ni después un líder nacional de las calidades y cualidades del General
Santander, se expresaba de manera tan bondadosa sobre Casanare y su gente,
reconociendo el valor, el sacrificio y los aportes en la consolidación de la
república de una Colombia libre y soberana, dichosos si hoy tuviéramos esa
gallardía, claridad mental y capacidad de sacrificio por la buena salud de la
patria.
Al
referirse a los jefes de Casanare dice: Trabajaron conmigo activamente en la
formación de una hermosa División á que tanto deben los granadinos por su
libertad en la campaña de 1819, y no poco los venezolanos y ecuatorianos por la
suya en las campañas subsiguientes de 1821 y 22.
Pero
quizá el episodio que más me causó admiración es el citado por Salvador Camacho
Roldan en sus Memorias pagina 107 al referirse como iban cambiando a las
costumbres y festividades en Bogota por aquella época y dice textualmente:
Declaro que para mí es muy sensible la desaparición de esas costumbres
republicanas en que se mezclaban y confundían, aunque fuese por pocas horas,
todos los niveles sociales. Recuerdo haber visto en unos encierros al general Santander-
que era presidente de la república y el hombre de presencia más imponente al
propio tiempo que el más respetado- disfrazado de llanero, con calzón de uña de
pavo, estribos de palo cogidos con el dedo mayor del pie, capisayo corto,
sombrero de ramo, cantando galerón en compañía de algunos militares y cachacos,
dando ejemplo de la más cordial expansión a sus conciudadanos.
Honor
y gloria al general Santander, una descripción amplia del traje típico llanero
de la época de independencia, una muestra del gusto por nuestro folclor llanero
entonando galerones que con seguridad aprendió a entonar en las llanuras
colombo-venezolanas y un digno ejemplo de la cercanía que deben tener los
mandatarios con su gente por más encumbrada trayectoria y formación profesional
que les asista.
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Bibliografía:
-FRANCISCO DE PAULA
SANTANDER, Apuntamientos para las memorias sobre Colombia y la Nueva Granada
por el general Santander. Imprenta de lleras y compañía, calle de la Carrera.
Bogota.1837.
-SALVADOR CAMACHO ROLDAN,
Memorias, Bedout- Colección Banco de la Republica.
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