LOS VENCEDORES DE CERINZA
Por: Felcer Dueñas Vallejo
Si los llanos de Casanare criaron a los hijos predilectos de la libertad, los campos de Boyacá estuvieron destinados desde siempre a ser el santuario de las victorias por la libertad de nuestra patria.
En 1831 y días antes de la batalla de Cerinza, se dio un cruce de correspondencia entre los generales J. N, Moreno y J.J. Patria, el primero como general en jefe de la división de Casanare, que había marchado desde los llanos de Casanare partiendo de Pore, este ejercito siguia las huellas que doce años antes, marcó el glorioso ejército que venció a Barreiro y el segundo como jefe de la división de Tunja, leal al gobierno de Rafael Urdaneta.
Ambas tropas se encontraban en los verdes campos de Boyacá y esta vez el general Juan Nepomuceno Moreno era el máximo jefe de esa campaña comandando de nuevo un ejército de llaneros de Casanare, tras sus fallidos intentos para que J. Patria se rindiera y evitara el enfrentamiento entre colombianos, se da la confrontación armada, la victoria de los ejércitos llaneros se repite en favor de la libertad y nuevamente los campos de Boyacá se bañan con sangre de héroes y ratifican la resolución de los lanceros invencibles en el altiplano, aunque esta batalla fue rápidamente olvidada, pero queremos revivir el reporte oficial que circuló en la gaceta de la republica ante tan relevantes hechos.
“GACETA DE COLOMBIA"
Bogotá, domingo 29 de mayo de 1831
BOLETIN DE LA GLORIOSA BATALLA DE CERINZA
República de Colombia Estado Mayor Divisionario. –División Libertadora de la Nueva Granada.
La división de Cazanare salvando los obstáculos de una marcha casi imposible, llegó al pueblo de Socha antes que el enemigo ocupase con el total de su fuerza a Tasco.
Su señoría el comandante en jefe aprovechándose diestramente de esa ventaja, marchó sobre el enemigo, como para provocarlo al combate, i hacerlo abandonar sus posiciones más, después se hizo por la noche un movimiento de flanco sobre el rio Sogamoso que desgraciadamente estaba mui crecido, i sin el recurso de las tarabitas. Hasta aquí el sufrimiento de la tropa era increíble, el entusiasmo de los oficiales, i el valor con que todos luchaban contra el infortunio i la intemperie era digno de presentarse por modelo de patriotismo i virtud militar. Mas faltaba a un pasar el rio a nado i acreditar que los ausilios de la división consistía en todas ocasiones en su resolución. Efectivamente al amanecer al día siguiente, la división había pasado ya, mientras que el enemigo ignoraba un movimiento de tanta trascendencia sobre la suerte de la campaña: no obstante cuando la división emprendía su marcha para Cerinza, se presentó una partida enemiga que fue rechazada por una partida nuestra de carabineros. La división esforzó su jornada i llego felizmente a Cerinza, mientras tanto el enemigo contramarchaba por los pueblos de Corrales i Floresta, con el objetivo de oponerse a que la división ocupase el llano y se remontara; pues estaba seguro que ese día seria el ultimo de su ocupación ominosa. El enemigo, pues, se descubrió en la mañana del memorable 26 de abril, por el camino de Belén, i hasta las diez no principiaron los primeros tiroteos, a cuya hora nuestro plan de batalla estaba ya trazado. El batallón Cazadores ocupaba los dos ángulos que miran al camino de Belén, i había avanzado la primera compañía, i otras guerrillas para llamar al enemigo sobre nuestro centro. El señor coronel Orla comandante general de Caballería, había recibido órdenes para que los escuadrones de su mando respaldasen la infantería, i cargasen por pie a tierra, i lanza en mano cuando los enemigos los estuviesen encima: en virtud el escuadrón Liberales al mando de su bravo comandante Concepción Melgarejo, sostenía el medio batallón de la derecha: el escuadrón La Muerte sostenía el medio batallón de la izquierda; i el escuadrón Temibles del Sur fue colocado en el centro.
En esta posición el enemigo con las compañías de Granaderos i Cazadores del batallón finca de Tunja, ataco nuestra derecha forzando a replegar nuestras guerrillas sobre sus reservas i cargando con su caballería i el resto de su infantería por el centro. Como este movimiento era el único que justamente esperábamos para decidir la acción, el sr. Coronel Orla, que mandaba la izquierda, el mismo comandante en jefe que a todas partes atendía con una serenidad imponderable, i todos los comandantes de guerritas a la vez mandaron cargar a la bayoneta, con cuyo movimiento se destruyó para siempre la división que ha tiranizado al hermoso departamento de Boyacá.
El enemigo fue perseguido hasta Santarosa tan solo por los coroneles Vargas i Gaitán, el comandante Melgarejo y el ayudante Joaquín Rodríguez, i puede asegurarse que si hubiesen tenido mejores bestias, no sale uno de los pocos que escaparon. De consiguiente y por fruto de esta glorias jornada, han quedado en nuestro campo como prisioneros de guerra el coronel Juan José Patria segundo jefe de la división, coronel Joaquín Barrera, los capitanes Ramón Molano i Luis Granados; todos los subalternos del batallón Tunja i Milicias de Sogamoso, trescientos cincuenta i seis individuos de tropa, ocho clarines, toda la banda de los batallones, quinientos fusiles, treinta carabinas, el parque, multitud de bestias, y los inmensos recursos del departamento de Boyacá.
Si es un acto de gratitud i justicia elogiar a los vencedores de Cerinza, todavía es más deber lisonjearnos de la humanidad que han desplegado nuestros soldados en una batalla tan campal. Tan solo han muerto en el campo el comandante Francisco Miranda, el teniente Rangel, el capitán Roso, el alférez Marcos Díaz, el teniente N. Rondón, i el de igual clase N Camargo i ciento treinta individuos de tropa.
Por nuestra parte debemos llorar la perdida sensible de los capitanes P. Gutiérrez, Manuel Páez, i la de seis soldados del batallón Cazadores, que valerosamente recibieron la muerte por su patria, por sostener su deber i por defender la libertad. Toda la división se ha comportado con un valor superior a todo elojio; pero merece particular recomendación el arrojo asombroso de los señores coroneles Eustaquio Ortega i José María Gaitán: los primeros comandantes Trinidad Gonzales, Julián Maldonado i Concepción Melgarejo, la intrepidez del capitán con grado de segundo comandante Joaquín Riazco que desde el principio sostuvo los fuegos del enemigo i se retiró con su compañía, con tanto valor como disciplina. El segundo jefe de la división coronel Calisto Molina atendió a todas partes que el peligro hacía necesaria a su presencia.
De su señoría el comandante en jefe, nada podemos decir, porque los hechos, las disposiciones militares, i el resultado de la campaña, prueban suficientemente, que el valor de un intrépido soldado, une las relevantes cualidades de un general esperto.
La división de Casanare llevará sus armas hasta donde existan tiranos; i no las depondrá hasta que haya cumplido la noble empresa de libertar al resto de La Nueva Granada”.
Tunja 2 de mayo de 1831
El jefe Fermín Gonzales.
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Bibliografía:
Gaceta de Colombia. 1831
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