EL CACHO PITADOR, HERENCIA ESPAÑOLA
Por: Felcer Dueñas Vallejo
El
cacho o el cuerno del toro es un utensilio que tuvo su protagonismo como instrumento
de comunicación posterior a las señales de humo y fue cayendo en desuso con el
paso del tiempo, la mejora de los caminos y llegó a su final con el uso de
artefactos modernos de comunicación, como los radios y los
teléfonos celulares, los cuales hicieron que de manera definitiva demos por terminado
su tiempo y nos invita un sentimiento de añoranza, a mantenerlo y conservarlo
por su valor histórico y cultural, ya que fue fundamental en la comunicación
humana desde los comienzos de la civilización dándose por válido su origen en
Asia y posteriormente paso a Europa, con la llegada de los colonizadores
españoles paso a América y se hizo muy común en las regiones donde se
desarrolló la ganadería.
En
los llanos del Casanare se popularizo máxime con el desarrollo de las haciendas
ganaderas de las misiones que tuvieron un auge vertiginoso, ganadería que en
estas inmensas sabanas son la base de la economía hasta nuestros días y el uso
de la bocina de cacho de novillo fue tan necesaria durante varios siglos.
El
cacho como bocina fue además un elemento de guerra y de carácter místico, en el
relato bíblico del libro de Josué, siete sacerdotes debían llevar siete bocinas
de cuerno de carnero y al sonido de las bocinas y el grito del pueblo se
cayeron los muros de la ciudad, pero es sabido que en otras culturas también
fue un instrumento utilizado en las batallas.
En
Vizcaya España en una región conocida como los montes bocineros todavía se
conservan algunos fabricantes de estas ancestrales bocinas de cuerno de toro y
se dice que el alcance según la dirección del viento puede alcanzar los quince
kilómetros.
En
Casanare se utilizó en los caminos reales en los pasos de los ríos y es que
cuando los viajeros llegaban al paso era posible que el canoero estuviese en la
orilla opuesta y en estos ríos tan caudalosos y por el rumor del agua y del
viento no es posible hacerse escuchar en la orilla opuesta con simples gritos
que se convierten en llamados sordos.
Es
así como este instrumento de viento rudimentario y antiguo era el apropiado
para comunicar la llegada de los viajeros y recibir el pronto auxilio del
canoero del paso en las riberas del Arauca, el Casanare, el Ariporo, el Pauto o
el Meta.
En
el piedemonte llanero también fue usado de manera generalizada y como en su uso
original en la madre patria comunicaba de una colina a otra, a través del cacho
se hacia el llamado a los peones a la hora de la comida, se convocaba a la
comunidad a una reunión al igual que hoy se hace en los grupos del WhatsApp,
existían códigos para entender los mensajes de acuerdo a los toques del cuerno
y las comunicaciones eran expeditas a través del pitido del cuerno.
Las
técnicas de elaboración y de soplado para emitir el sonido, se transmitían de
generación en generación, el cuerno debe ser lo más largo posible de un toro
jecho como decían los llaneros de antaño, de un buey o de vaca, pero con sus
buenos años para que el cuerno alcance las dimensiones deseadas, se elabora la
boquilla en la parte más delgada y la parte ancha donde sale el aire se debe
pulir ya que el paso del viento en esta parte es la que emite el sonido.
Tuve
la oportunidad de recibir de primera mano estas instrucciones de mi padre quien,
en alguna de las tantas conversaciones sobre costumbres y tradiciones, me
enseñara como estos (cachos) cuernos, estuvieron presentes hasta pasada la
mitad del siglo pasado y algunas técnicas para su elaboración, en homenaje a
nuestros ancestros y como un aporte, para que no desaparezca por completo este
elemento tradicional, escribo con el mayor de los respetos y sentimientos de
aprecio, estas sencillas líneas.
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