HUELLAS IMBORRABLES DE LA EXPLOTACIÓN PETROLERA

 

Por: Felcer Dueñas Vallejo

 

Las sabanas abiertas, los caudalosos ríos y los morichales interminables en los más de 13.500 kilómetros cuadrados de territorio que constituyen el área geográfica del municipio de Paz de Ariporo, se han embriagado con los más recios joropos, leyendas fantásticas, versos de bellos poemas centenarios y un profundo amor por la tradición y la cultura llanera.

 

Por años los habitantes de estas llanuras ardientes han ofrecido a quienes nos visitan, su franqueza,  su sencillez y su amistad de la cual hoy nos sentimos orgullosos, por ser parte de este pueblo amable; un pueblo humilde, un pueblo trabajador, un pueblo unido, pero sobre todo un pueblo que conserva los principios culturales, morales y sociales heredados de sus ancestros.

 

Los llanos orientales desde tiempos remotos, contribuyeron de manera decisiva, en el desarrollo económico y político, de nuestra querida y apreciada patria colombiana; estos suelos  que hoy pisamos, comprendieron la primera gran hacienda ganadera de los padres jesuitas que se constituyó en la primera gran reserva  alimentaría de Colombia, como empresa productiva símbolo de desarrollo y progreso, transformando el pastizal de las dantas los chigüires y los esteros, en rodeos de ganaderías y madrinas de caballos.

 

El desarrollo de esta actividad muy propia y autentica, forjó el sentimiento del hombre llanero, que hasta el día de hoy mantiene su actividad ganadera y desarrolló unas expresiones folclóricas, bucólicas y pastoriles, que son propicias para interpretar sus corrios y poemas, que se escribieron y cantaron con el fin de  resaltar el aprecio a sus caballos, a sus vacas, a la hermosura de sus paisajes, a la belleza y virtud de la mujer llanera y  además convirtió en deporte su faena diaria, con el coleo.

 

Dichosos quienes visiten esta preciosa vorágine, una tierra bendecida por Dios  el creador; él nos regaló, los más bellos paisajes, con la más variada flora y fauna, y  los más caudalosos ríos, llenos de especies que unos maravillan y a muchos asustan.

Esta tierra plana como los océanos, fue premiada también con la riqueza del subsuelo;  por eso hoy con la explotación petrolera que en el municipio se lleva a gran escala, esperamos traiga progreso para nuestro pueblo después de varios siglos de espera.

 

La estatua de los lanceros en el pantano de vargas no ha sido gratis. Los llaneros que atravesaron la cordillera, sedientos de libertad, aportaron también las raciones del ejército libertador,  y luego, en  los primeros amaneceres de la republica contribuyeron al sostenimiento, con la saca indiscriminada de ganados, al punto que el libertador tuvo que sacar un decreto para remediar en parte esta práctica comercial.

 

No hemos sido ajenos a los hechos dolorosos de la patria en la mitad del siglo pasado…es tan así que el pueblo de Moreno, antecesor a Paz de ariporo fue incendiado y destruido. Quedan sus paredes de tapia, como parábolas para las nuevas generaciones de colombianos que el único camino es la PAZ y la reconciliación.

 

Nuestro espíritu obstinado y firme se sobrepone a todo, en medio de las dificultades podemos afirmar con certeza, que hoy somos un pueblo feliz, somos un pueblo optimista, nos proponemos, a construir un municipio y una sociedad en la que todos los colombianos deseen vivir.

 

Nos alegra el canto de los alcaravanes, el bullicio de loros reales, la entonación del jilguero ensoñador, el trinar de la paraulata sabanera, la melodía del ruiseñor campesino… aspiramos los aromas  del mastranto, de la brisa del río y en muchas de nuestras veredas como dice el Poeta llanero Rafael Martínez Arteaga “El lavamanos todavía es el rió y el reloj las guacharacas.”

 

El avance de  las empresas PETROLERAS, con exploración sísmica, la posterior perforación y producción de campos petroleros sobre el terruño que nos han heredado nuestros ancestros, fue repentina y sin pausas; por donde ayer en la noche la bola de fuego volaba sobre los corozos y se ahuyentaba con rezos  o palabras insolentes, hoy  recorre  la camioneta D-MAX, el carro TOYOTA y el tracto camión KODIACK sobre los pajonales y terronales incultos, provistos estos aparatos de farolas incandescentes  inmunes a los rezos y los conjuros.

 

Los bancos de sabana donde cabalgaban, duendes peregrinos, el silbón,  los espantos de las matas de monte y los llaneros aguerridos improvisando versos criollos, montando potros salvajes como únicos dueños y señores,  hoy lo comparten con el ingeniero de petróleos, al trazador de líneas, el ruido del motor de los taladros en una dinámica que nosotros entendemos propia del desarrollo y la industria de los tiempos modernos, pero exigimos se debe dejar también sobre estas verdes sabanas, huellas de progreso y desarrollo que contribuyan a un mejor vivir de la comunidad.

 

Estas huellas deben traducirse en proyectos productivos, en la preservación y conservación de nuestros recursos naturales y culturales, en el desarrollo sostenible y sustentable, en vías para la movilidad, en puentes y carreteras, en educación y oportunidades de empleo.

 

Que esta fiebre del oro negro contribuya en fortalecer una ganadería competitiva que es nuestra verdadera vocación,  para que el verso profético del escritor llanero Héctor Paúl Vanegas se revierta cuando expreso “ya no se mira hoy en día enfrentársele al invierno, ni quien lleve mil novillos de Arauca a Villavicencio, como lo hacíamos nosotros, como lo hacíamos los viejos”. Que el cambio sea por que llevemos cuatro mil y cinco mil novillos, en una ganadería competitiva, por mejores vías y a mejores precios y no por la extinción de nuestra herencia y nuestra riqueza ganadera.

 

No queremos que los campesinos llaneros, abandonen sus actividades legendarias. No podemos pagar el precio, que ya pagamos en otras épocas, es tiempo de cosechar, ayúdenos y nosotros lo lograremos.

 

Que nuestros jóvenes se preparen y se profesionalicen, que los llaneros de la sabana mejoren sus praderas y su producción ganadera y nuestros indígenas del ultimo rincón del territorio puedan erradicar el hambre y la miseria que los aqueja.

 

… este debe ser el camino a seguir por el cual ya queremos galopar…

 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¡AQUÍ ES MANARE!

LA MÚSICA EN EL CASANARE

GENTE DEL RÍO ARIPORO (AITOWA MENE PIWI)