DEUDAS DE LA INDEPENDENCIA
Por: Felcer Dueñas Vallejo
DEUDAS DE LA INDEPENDENCIA
El
aporte económico de Casanare en la campaña emancipadora de Colombia, está
bastante documentado y es un hecho que merece ser divulgado de manera
suficiente; suministros de ganado y caballos, desde mediados de 1.816, fecha en
que se acogieron los reductos del ejercito patriota, tras la derrota en el
resto de confederación y estos se refugiaron en la única provincia libre de la
Nueva Granada, territorio indoblegable ante el avance del ejército
expedicionario de tierra firme, que comandaba el Pacificador Pablo Morillo.[1]
El
valor equivalente en dinero que la provincia del Casanare aportó, nunca fue
determinado; sin embargo, existe una primera reclamación presentada por María
Rosa Lazo de la Vega propietaria de la hacienda Tocaría, por los recursos
extraídos de la mencionada hacienda en la campaña libertadora de 1819, la posesión
sobre estas tierras la ejerció como heredera legitima de Josef Joaquín Lazo de
la Vega y el valor del reclamo se hizo
por la suma de cincuenta y nueve mil pesos ($ 59.000) deuda que jamás fue
pagada a dicha señora; hoy de manera tímida se le reconoce su patriotismo y se lamentando
que se haya negado la justa reposición de sus bienes.[2]
Es
importante aclarar que, a pesar que la única reclamación conocida fue la de
esta mujer, se debe entender que no fue la única que aportó sus recursos
económicos para la consolidación del ejercito libertador y la campaña gloriosa
que finalizó en Boyacá en 1819.
Durante
más de tres años se sacaron ganados, caballos, carnes, pieles, ornamentos de
las antiguas iglesias misioneras y del clero, de todos los rincones de la Provincia
y en ese sentido la hacienda Caribabare en las riberas del rio Casanare también
puso su alta cuota, como lo determinan la correspondencia del General Santander
del 10 de marzo de 1819, quien desde Tame, en una carta ordena:
Al comandante Manzaneda, Advirtiéndole
se manda al comandante general Moreno a Betoyes, a fin de hacer salir los
indios para que vayan a componer el camino de Lipa a Cravo, y mandarles de 20
en 20 días para que ayuden a recoger ganado y bestias. Dicho Moreno avisará si
los indios no tienen caballos para marchar y que los mande, aunque sean malos.
Dios, etcétera. Santander,[3]
Estos
recursos que nunca se reclamaron ni se contabilizaron, pero afortunadamente
podemos hoy desempolvar aquellos documentos, que relatan la generosidad de una
tierra como el llano Casanareño en favor de la libertad de la patria.
La
consolidación de la independencia vivió sus primeros años, bajo la continua
zozobra e intentos de reconquista, como lo detalla la Gaceta de Colombia a lo
largo de la década del 20, a esto se suman las guerras de liberación de Perú,
Ecuador, Bolivia, Venezuela y finalmente las revueltas internas llevaron a que
se presentara un suceso de gran trascendencia, cuando en 1830 asume la
dictadura el general venezolano Rafael Urdaneta, acabando de facto el sueño de
libertad y la autodeterminación de los pueblos americanos, base fundamental e
inspiración de las luchas que con tanto sacrificio se adelantaron, para
desprendernos del domino imperial español.
Casanare
vuelve a ser protagonista once años después de la campaña libertadora, por el
llamado que recibe el General Juan Nepomuceno Moreno, esta vez sin la compañía
de Santander, sin la tutela de Bolívar, sin la Legión Británica y sin un Estado Mayor como el de la campaña libertadora
de 1819, esta vez puros criollos, solamente los llaneros de Casanare marchan a
órdenes de Moreno, por la misma ruta libertaria remontan desde Pore
y nuevamente la bandera de la libertad y los laureles de la victoria
se posan sobre los hombros de altivos llaneros, de descamisados, de nobles
guerreros que de nuevo vencieron y restablecieron la libertad, entre otras
cosas exigieron el regreso del general Santander de su destierro, todo esto en
el año de 1831.[4]
Los
gastos de esta segunda marcha desde Casanare fueron estimados treinta años
después de los hechos, a fin de reclamarlos ante Confederación Granadina según
constan los documentos expedidos desde la población de Moreno, capital de la
Prefectura de Casanare-Estado de Boyacá,[5]
La reclamación está fechada del 27 de noviembre de 1859 y se
rectifica el 12 de enero de 1.860, esta exigía se pagará a favor de las
misiones, lo referente a ganados y caballos, que se extrajeron para esa
campaña, según lo firmado por el Prefecto de Casanare Antonio Liccioni, natural
de Córcega Italia.
Las
misiones evangelizadoras habían recobrado sus derechos sobre las haciendas y
sus bienes mediante la ley del 23 de octubre del año 1857, de la Asamblea
Legislativa de del estado de Boyacá, esta ley autorizó al Presidente del Estado
de Boyacá para organizar las misiones de la antigua provincia del Casanare y
determinó los fondos para tal proyecto:
Artículo 4 Numeral 2:
Todos los bienes de las antiguas Misiones del Casanare y que pertenecían a la
antigua provincia de aquel nombre, serían usados para emprender una nueva
evangelización de los salvajes del Casanare y según Decreto legislativo del
Estado de Boyacá del 1 de septiembre de 1.858 autorizó a las Misiones para
reclamar los gastos que se efectuaron en la campaña libertadora en su Artículo
3° dice…reclamará del gobierno nacional, de la mejor manera posible,
el pago de todos los valores tomados por este para la guerra de independencia
hasta el presente.[6]
Basados
en esto, los Misioneros Redentoristas establecidos en Moreno en noviembre de
1859, Enrique María Tirino, Joaquín María DÉlia y Víctor Layodice solicitaron
los documentos al prefecto de Casanare a su llegada a esta
población; el Prefecto manifestando las peripecias que habían
sufrido los archivos, logra certificar mediante documentos válidos legalmente,
el valor de los gastos del ejército en la campaña comandada por general Moreno para
restablecer la legitimidad de la Nueva Granada derribando la dictadura de
Urdaneta.
El prefecto de Moreno,
señor A. Liccioni, ha dirigido al Presidente del Estado de Boyacá un expediente
en el que se comprueba que la República es deudora a las misiones de Casanare,
de la suma de doscientos siete mil ciento noventa y dos pesos $ 207.192.
¿Cuál es la procedencia
de la deuda? Las haciendas de las Misiones de Casanare tenían en 1827 más de
veinticinco mil reses. Y por cálculo exacto, hecho por entendidos del llano,
está reconocido que el ganado se duplica cada cuatro años. Así es que en 1831
las haciendas debían tener cuarenta y nueve mil reses. Y este número de ganado
fue consumido todo por la división que, a órdenes del General Juan Nepomuceno
Moreno, se organizó en Pore en 1830 y marchó para la capital en 1831.
El reconocimiento de
esta deuda es de tal naturaleza que nadie, dice el Prefecto con un pequeño
estudio de la historia de las Misiones, puede revocarlo a duda.
La
contabilidad de gastos en el documento oficial de Antonio Liccioni en su
numeral segundo establece lo siguiente:
2° Que, desde el 23 de
diciembre de 1830 en adelante, se gastaron las siguientes partidas: La cuenta
presentada por el mayordomo de las haciendas, que corre a hojas 49 a 52, hoja
55 hoja 72, 74 a 79 hacen la suma de 13.327 reses que avaluadas a seis pesos
cada una, dan un valor de 79. 962 pesos. 400 caballos a 24 pesos cada uno,
valen 9.600 pesos. Capital suministrado: $ 89.562. Los intereses al cinco por
ciento sobre esta suma por veintiséis años contados desde 1833 a 1859
inclusive, hacen la suma de $ 117.630 por lo que le total del reclamo hace
la suma de $ 207.192.[7]
Esta
reclamación es evidente que sufrió la misma suerte que la de María Rosa en
1836, a pesar que esta, la de 1831, contaba con el reconocimiento y apoyo oficial,
jamás llegó la retribución a tan
valiosos aportes, estos recursos representan el trabajo que por siglos
construyeron con sudor y trabajo las etnias indígenas de las llanuras del
Casanare y las lágrimas de los esclavos que llegaron del otro lado del
atlántico, a las que se sumaron los hijos de este mestizaje, los llaneros de
los pies descalzos y las lanzas.
Este
episodio se desarrolla en Moreno, en el periodo que ejerció como capital de
Casanare y hace parte de su vasta historia, como población antecesora de Paz de
Ariporo (Moreno), lo compartimos para conocimiento de las nuevas generaciones,
que tienen el derecho de conocer estas páginas maravillosas, que escribieron
quienes nos antecedieron en estas llanuras inmortales.
Bibliografía
Cordoba Chavez, A. (2009). Cartas del Casanare
1857-1863. Bogota: Ediciones Scala.
Gaceta Ofical de la
Republica de Colombia. (1826, 1828 y 1831).
Gobernacion del
Departamento de Casanare, Becerra B, Jose Virgilio. (2009). Casanare
Antropologia y Arqueologia de Chire y Mporeno. Bogota D.C.: DISEÑO EDITORIAL
LTDA.
Javier Forero. (2018).
EL TIEMPO. En La mujer que sostuvo el ejercito libertador durante cuatro
años. Bogota: El tiempo, Edicion digital, 17 de diciembre de 2018.
Lazo de la Vega, M. R.
( 1.836). Honorables representantes del Cuarto Congreso Constituiconal del
Estado de la Nueva Granada. Casanare Colombia ( Bogota) Jose Ayarza 1836.:
Cosultado en Linea Biblioteca digital de Bogota.
Montaña, A. (1989).
Santander y los Ejercitos Patriotas 1811-1819. Bogota: Edición Digital.
Santander, F. (1837).
Apuntamientos para las memorias de Colombia i la Nueva Granada. Bogota:
Imprenta de LLeras y Compañia, Calle de la carrera.
[1] Santander, F. (1837). Apuntamientos para las memorias de Colombia i la
Nueva Granada. Bogota: Imprenta de LLeras y Compañia, Calle de la carrera.
Pagina 6. El General Santander describe la llegada a Casanare en mayo de 1.816,
tras una axfisiante persecucion española y una épica retirida.
[2] Javier Forero. (2018). EL TIEMPO. En Lamujer que sostuvo el ejercito
libertador durante cuatro años. Bogota: El tiempo Edicion digital, 17 de
diciembre de 2018 y Lazo de la Vega, M. R. ( 1.836). Honorables representantes
del Cuarto Congreso Constituiconal del Estado de la Nueva Granada. Casanare Colombia
( Bogota) Jose Ayarza 1836.: Cosultado en Linea Biblioteca digital de Bogota.
Se relata la reclamacion impetrada por Maria Rosa Lazo de la Vega ante el
congreso de la Nueva Granada en 1836,
por lo que ella consideraba se le adeudó desde la campaña libertadora de 1819.
[3] Montaña, A. (1989). Santander y los
Ejercitos Patriotas 1811-1819. Bogota: Edición Digital. En este sentido se
emitieron varias cartas donde se evidencia que la provincia de Casanare proveyó
no solo los hombres sino ademas los recursos materiales y todo esto bajo la
tutela del gobernador Juan Nepomuceno Moreno, el Sostenedor.
[4] Gaceta Ofical de la Republica de Colombia. (1826, 1828 y
1831). En las Gacetas del año 26 y del 28 se publica con recelo y un cierto
aire de temor, las constantes alertas por un posible intento de reconquista
española que finalmente no se consolidó y la de del 31 narra la heroica gesta
del general Juan Nepomuceno Moreno reestableciendo al democarcia, venciando las
tropas de Rafael Urdaneta.
[5] Gobernacion del Departamento de
Casanare, Becerra B, Jose Virgilio. (2009). Casanare Antropologia y Arqueologia
de Chire y Moreno. Pagina 19, certifica el periodo en el cual Moreno fue
Capital de Casanare desde 1849 hasta 1876
[6] Cordoba Chavez, A. (2009). Cartas del Casanare
1857-1863. Bogota: Ediciones Scala. Paginas 20, 21 y 48, publica la ley del
estado de boyaca.
[7] Cordoba Chavez, A. (2009). Cartas del
Casanare 1857-1863. Bogota: Ediciones Scala. Pagina 198-201,detalle completo de
la reclamacion con fecha del 27 de noviembre de 1859, desde Moreno-Casanere y
214-216 rectificacion del documento para orregir errores en la sumatoria, con
fecha del 12 de de enero de 1860, desde
Moreno igualmente.
Delcer: buen artículo. Comuníquese conmigo
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